DENOTACIÓN Y CONNOTACIÓN
La riqueza de los textos
literarios implica, en ocasiones, múltiples interpretaciones sobre una frase o,
inclusive, una misma palabra. A veces, una palabra tiene diferentes
significados de acuerdo al texto y a la intencionalidad que el autor incluya en
el texto. Por eso podemos decir que un texto tiene un significado literal o directo
y un significado agregado que depende de la subjetividad de quien lo enuncia; a
esto le llamamos denotación y
connotación.
DENOTACIÓN.
La denotación es lo
contrario de connotativo, tal como aparece definido en los diccionarios con una forma de expresión formal y
objetiva.
Las palabras del lenguaje humano poseen dos tipos
de significados,
el denotativo o denotación y el connotativo o connotación. Se llama denotación al tipo de significado de una palabra que es objetivo y se da
en el plano saussureano de la lengua.
Es el significado universal, el que una palabra tiene para todos los
conocedores de una lengua, sin que exista la más mínima discrepancia entre
ellos: el que tiene por ejemplo metal y recoge Propiamente lengua aprendida
de dicho lenguaje, se trata del significado tal como se presenta fuera de
cualquier contexto. Por ejemplo, aurora denota la parte del día
correspondiente a la salida del sol, y es así como se define en los
diccionarios.
En realidad, todo signo tiene una dimensión denotativa que se
complementa con su dimensión connotativa. Ambas dimensiones son parte de un
continuo, cuando se va hacia la parte denotativa describiendo un objeto o una
situación, los significados son más nítidos y pueden ser fácilmente compartidos
por muchas personas dentro de un contexto amplio o universal, es lo que se
pretende "objetivo"; mientras que conforme la descripción contiene
aspectos diferenciales que no son tan evidentes estamos avanzando hacia la
dimensión connotativa que depende más de los contextos espacio-tiempo
específicos del emisor, del mensaje y del receptor del mensaje. Aquello que es
más denotativo tiene escasas modificaciones por el cambio de época o cultura,
mientras que lo connotativo se altera significativamente conforme se modifican
las culturas o situaciones en que se inserta. Así, una imagen o un texto pueden
ser denotativamente los mismos y sin embargo haber cambiado de manera esencial
en su connotación. Sin embargo, aun lo denotativo implica una interpretación
contextual, por lo cual toda denotación es también una connotación; la
distinción entre una y otra es análoga a la diferencia entre frío y caliente,
es decir, relativa.
CONNOTACIÓN.
En el
fenómeno comunicativo de la connotación,
se hacen evidentes los códigos que habilitan tal fenómeno. Las connotaciones
vienen usualmente a ser los significados contextuales distintivos de
ciertas enseñanzas culturales, las que al ser empleadas por los emisores, se
comunican por el uso en la acción connotativa. Los fenómenos connotativos
también son considerables como índice de las particularidades de algunos
emisores; y además, como los intentos de definición del contexto, en cuanto a
sus vínculos interpersonales.
La connotación actúa conjuntamente, mediante
diversas maneras específicas, en cada serie comunicacional que se emplee
denotativamente: Es una serie paralela al cuerpo denotativo o basal del mensaje. Un ejemplo sería el de
la frase nominal "una vida de perros". La denotación en
ella refiere a la vida de los animales (perros), pero casi nunca es esa la
significación dada en su uso. La connotación significativa de la frase es la de
una existencia sufriente, floja, mala. Infinidad de frases y palabras poseen un
significado casi por entero connotativo. La connotación contextualiza, atrapa al sentido denotado, y superpone una intencionalidad a la base
denotativa. Esa intencionalidad puede ser consciente como inconsciente en la voluntad de sus emisores. Al estar
combinadas denotación y connotación como conjunto previo, su resultado
informativo o comunicativo determina, eventualmente, un significado adicional
en la captación de los mensajes: En las mentes de sus receptores son evocadas
significaciones culturales, de un modo institucionalizado, a través del
material connotativo. Junto a los procesos del entendimiento discriminativo y analítico
(el qué se está comunicando), operan la intencionalidad y el
color afectivo (el cómo y las circunstancias de la
comunicación), para la posible concreción de un significado global que conjugue
lo denotado y su connotación. Este conjunto significativo se comparte entre
quienes lo reciben como en quienes lo emiten; habida cuenta que esta
comprensión o inteligencia
interpersonal puede
sufrir manipulaciones que vayan en contra de las personas, por parte de
cualesquier emisores psicopáticos y/o dominantes.
Por la connotación, el hecho comunicacional
sintagmático es llevado hacia un campo de significación adjunta, que con su
organización formal lo caracteriza. Esta estructuración se articula en cadenas
de oposiciones proporcionales para cada eje connotativo, por ejemplo: si cierto
mensaje denotase «La leche hace bien en
todas las edades» y este dicho se acompañara con la imagen de una
sonriente anciana saltarina, el eje de oposiciones connotado versaría en torno
a la significación de "actividad juvenil" opuesta al "quietismo
senescente". El mensaje, por su típica organización funcional
significativa, está diciendo: « ¡Ha de beber leche usted si quiere
mantenerse joven!»
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